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24 de agosto de 2023Claves de la comunicación no violenta
La comunicación no violenta (en adelante CNV) es un modelo desarrollado por el psicólogo Marshall Rosenberg que busca que las personas se desarrollen entre sí y con los demás con eficacia y empatía.
Lo que quiero en la vida es compasión, una corriente que fluya entre los demás y yo, basada en un mutuo dar desde el corazón.
1. ¿Qué es la comunicación no violenta (CNV)?
Usó la expresión “no violenta” en el mismo sentido en que la utilizaba Gandhi al referirse a la compasión que el ser humano expresa de un modo natural cuando su corazón renuncia a la violencia. Pese a que quizá no consideremos “violenta” nuestra actitud al hablar, a menudo nuestras palabras ofrenden o hieren no sólo a los demás, sino también a nosotros mismos.
Rosenberg ha aplicado diversos programas para la paz en países azotados por la guerra como Ruanda, Burundi, Nigeria, Malasia, Indonesia, Sri Lanka, Sierra Leone, Medio Oriente, Colombia, Serbia, Croacia e Irlanda del Norte. La teoría tiene mucho en común con conceptos utilizados en mediación familiar y resolución de conflictos.
La CNV nos orienta para reestructurar nuestra forma de expresarnos y de escuchar a los demás. En lugar de obedecer a reacciones habituales y automáticas, nuestras palabras se convierten en respuestas conscientes con una base firme en un registro de lo que percibimos, sentimos y deseamos.
Nos ayuda a expresarnos con sinceridad y claridad, al mismo tiempo que prestamos una atención respetuosa y empática a los demás. En cualquier interacción, pasamos a tener en cuenta tanto nuestras necesidades más profundas como las ajenas.
Dado que la CNV reemplaza nuestras antiguas pautas de defensa, de huida y de ataque ante los juicios y las críticas de otras personas, empezamos a percibir a los demás y a nosotros mismos, así como a nuestras intenciones y relaciones bajo una nueva luz. Las reacciones de resistencia, defensa y violencia se ven reducidas.
Cuando nos centramos en clarificar lo que observamos, sentimos y necesitamos en lugar de dedicarnos a diagnosticar y a juzgar, descubrimos cuán profunda es nuestra compasión. A través de su énfasis en una escucha atenta y profunda, no sólo a los demás, sino también a nosotros mismos, la CNV propicia el respeto y la empatía y engendra un deseo mutuo de dar desde el corazón.
2. Jirafas y chacales
Rosenberg eligió a estos dos animales (tanto por su fisonomía como por algunos aspectos de su conducta) para ejemplificar dos formas distintas de comunicarnos. Utiliza dos marionetas diferentes para representar la CV (chacal) y la CNV (jirafa). Mientras el chacal representa la forma de pensar y de expresarse basada en juicios moralista, la jirafa representa la empatía y la toma de conciencia de las necesidades propias y ajenas.
Los chacales no intentan entender los sentimientos ni las necesidades de las demás personas y tratan de cambiar su comportamiento utilizando castigos y recompensas. Desgraciadamente, cuando conseguimos que alguien haga lo que queremos por miedo, culpa o vergüenza, es probable que le quede un resentimiento que en el futuro puede jugar en nuestra contra.
Otro aspecto del lenguaje chacal es que niega la responsabilidad de nuestras decisiones, con frases como “tengo que…” o “me obligan las normas”, que ocultan la posibilidad de elegir.
Marshall Rosenberg escogió la jirafa, el animal terrestre con el corazón más grande, como un símbolo de la CNV, un lenguaje que inspira compasión y relaciones positivas en totes las áreas de la vida.
En el lenguaje JIRAFA no existe lo “correcto” o “incorrecto”. La realidad es cambiante, por eso en lugar de recurrir a estas clasificaciones estáticas, las jirafas tratan de conectar con sus emociones y pedir a las personas lo que necesitan para enriquecer su vida, sin juicios ni exigencias. También tienen en cuenta las necesidades ajenas.
Las jirafas son conscientes de que siempre podemos elegir. Cuando las circunstancias les dejan dos opciones poco apetecibles, toman la decisión dándose empatía, conectando con las necesidades que esperan satisfacer.
Si lamentan haber cometido una acción, recuerdan las necesidades que trataban de cubrir cuando la emprendieron, y tratan de aprender para encontrar mejores estrategias.
La mayoría de las personas hemos recibido una educación como chacales. Nuestra forma de pensar basada en juicios y en obligaciones es el resultado de la sociedad jerárquica en la que vivimos. Un chacal es simplemente una jirafa con un problema de lenguaje, autoempatía y empatía hacia el otro.
La práctica de la CNV nos puede ayudar a reconocer nuestros chacales, tomar conciencia de nuestras necesidades y emociones para transformar nuestra forma de pensar, hablar y actuar como jirafas.
3. Proceso de la CNV
En primer lugar, observamos lo que ocurre realmente en una situación dada; lo que dicen o hacen los demás: ¿Sirve o no sirve para enriquecer nuestra vida? Después, una vez hecha esta observación, expresamos cómo nos sentimos. En tercer lugar, decimos cuáles de nuestras necesidades guardan relación con los sentimientos que hemos identificado. Y, en cuarto lugar, hacemos una petición sobre lo que esperamos que haga la otra persona para enriquecer la vida de ambos.
Utilizar la CNV requiere práctica y una intención clara de querer mejorar la comunicación con los demás y conmigo mism@ de una forma empática y compasiva, consiguiendo relaciones de más calidad y confianza.
Un ejemplo de la expresión honesta que propone la CNV sería: Cuando encuentro la ropa sucia en el suelo me siento enfadada porque necesito orden y limpieza en casa, ¿estarías dispuesto a recoger la ropa cuando termines de comer? Para llegar hasta ella seguimos los cuatro pasos: observación, sentimientos, necesidades y petición.
Más importante que las palabras que utilicemos es nuestra intención sincera de establecer una conexión empática con la otra persona y buscar una solución que nos satisfaga a ambos.
Observación
Sentimiento
Necesidades
Petición
Te explico más detalladamente cada paso del proceso con ejemplos para que te resulte más fácil entenderlo:
1. Observar sin juzgar (hacer una fotografía de la situación y expresarla).
Observación (CNV): veo que te has dejado la ropa por el suelo.
Juicio: siempre igual, eres un desastre, todo lo haces igual.
2. Expresar nuestras emociones sin culpar a los demás (y diferenciar pensamientos de emociones).
Expresión de emociones no culpabilizadora (CNV): cuando veo que te dejas la ropa por el suelo me siento enfadada.
Expresión de emociones culpando a la otra persona (CV): es que sacas lo peor de mí, ves cómo me pones cuando lo dejas por el suelo?
3. Identificar nuestras necesidades y expresarlas (evitar expresar la estrategia antes que la necesidad).
Expresión de la necesidad (CNV): necesito más orden y limpieza en casa.
Expresión de la estrategia (CV): ya tardas en recoger la ropa si quieres salir.
4. Hacer una petición de manera que no sea una exigencia (podemos pedir lo que sea y el otro tiene derecho a decir que no).
- Peticiones cero: ¿te viene bien que hablemos de esta situación?
- Peticiones de conexión:
Petición reflejo: ¿me puedes decir con tus palabras qué has entendido de lo que te he dicho?
Petición de cuidado: ¿Te gustaría decirme qué te ha parecido escuchar lo que te acabo de decir?
Petición acción: me gustaría que recogieras la ropa del suelo.
Desde el planteamiento de la CNV la otra persona (tenga la edad que tenga y en cualquier entorno: en casa, en el colegio, en el trabajo, en el grupo de amigos y amigas) tiene todo el derecho del mundo a necesitar cosas diferentes que nosotros, es un derecho asertivo.
Lo importante es que si conseguimos tener una comunicación auténtica y empática, la otra persona puede sentirse bien para responder a lo que le pedimos sin que le llegue como una exigencia, y así poder llegar a tener una negociación, un acuerdo o tal vez una compasión (al entender por ejemplo que quizás el otro no me lo quiere dar porque no está en sus valores o no puede).
Vamos a profundizar un poco más en cada una de las fases de la CNV, extrayendo los aspectos más importantes de cada paso:
Primer paso: observar lo que vemos o escuchamos sin juzgar ni evaluar
Hablar desde el “yo” supone explicarte lo que ha pasado para que sepas cómo me siento y qué necesito en relación al hecho que ha pasado (con esta situación yo me siento triste…). Es una vía de comunicación más abierta en la que me intención es poder hablar y que la otra persona esté más abierta a escucharme y entenderme. Hablar desde el “tu” supone una comunicación basada en el juicio o la evaluación (eres un desastre, me pones de malhumor…) donde es más probable que la otra persona reaccione con alguno de los patrones de respuesta más primarios como el ataque, la huida o la parálisis.
En este primer paso es imprescindible mantenernos fieles a los hechos, a aquello que vemos y escuchamos. Sin juzgar, calificar, comparar, suponer ni distorsionar de ninguna forma lo sucedido. Ponemos especial atención en no confundir observación con evaluación, porque si las mezclamos seguramente la otra persona escuchará una crítica. Una observación pura es “Antonio ha hablado tres veces sin esperar el turno de palabra en la asamblea de esta tarde”. Decir, por ejemplo, “Antonio no nos deja hablar” es interpretar los hechos. Si decimos “Antonio siempre interrumpe”, estamos generalizando.
Segundo paso: identificar y expresar nuestras emociones
Identificar las emociones que estamos sintiendo en una situación concreta y expresarlas nos ayudará a fomentar la empatía hacia los demás y también la autoempatía. Este paso a veces no es fácil porque muchas veces no hemos recibido educación emocional y solemos tener un vocabulario más rico para juzgar o etiquetar a los demás en lugar de hablar sobre lo que sentimos.
A veces ocultamos nuestros sentimientos por miedo a lo que opinen de nosotr@s, pero expresarlos nos ayuda a establecer una conexión empática y a poder tener relaciones más satisfactorias y de mayor intimidad.
Cuando nuestras necesidades están satisfechas sentimos emociones agradables, cuando no están cubiertas, sentimos emociones desagradables.
Rosenberg recuerda que muchas veces expresamos pensamientos en lugar de emociones como por ejemplo cuando digo siento que me tendrías que ayudar, en lugar de pienso que me tendrías que ayudar, ya que expresa un pensamiento en lugar de un sentimiento.
Por otro lado, no siempre es necesario utilizar la palabra siento para expresar un sentimiento. En su lugar, podemos decir: estoy triste.
La CNV distingue entre las palabras que expresan sentimientos y aquellas que describen pensamientos.
Pensamientos: ¡Soy una mala estudiante! (estoy evaluando mi capacidad de estudiar)
Sentimientos: me siento frustrada con la nota que he sacado (expresa como me siento con la nota).
Algunas expresiones como rechazad@, apartad@, aislad@, herid@, incompetente, etc. son falsos sentimientos, ya que en lugar de describir nuestras emociones esconden una evaluación de lo que han hecho otras personas.
Te dejo un listado de sentimientos que te puede ayudar a poder identificar cómo te sientes:


Tercer paso: expresar nuestras necesidades
Según la CNV todos los juicios (evaluaciones) que hacemos sobre los otros son expresiones de nuestras necesidades no satisfechas. Por ejemplo, si alguien dice: es que no me escuchas en realidad lo que está poniendo de manifiesto es que su necesidad de ser escuchad@ no está satisfecha.
Si expresamos nuestras necesidades a través de juicios o críticas es más probable que la otra persona lo reciba como un ataque y, por lo tanto, se quiera defender.
Por ejemplo: A: no me escuchas. B: tú a mí tampoco. Consecuencia: posible escalada de tensión y conflicto. En cambio, si expresamos nuestra necesidad así: necesito que me escuches, acompañada de la emoción y una petición (no exigencia), puedo facilitar el diálogo y la posibilidad de que mi necesidad quede satisfecha (si el otro quiere).
La idea central es que en lugar de centrarnos en expresar lo que el otro está haciendo mal, nos centremos en decir lo que necesitamos. Las necesidades son incuestionables, son compartidas por todos los seres humanos y se han de satisfacer. Rosenberg las categoriza de la siguiente manera:
- Necesidades de autonomía: escoger nuestros sueños, objetivos, valores y los planes para conseguir nuestros sueños.
- Necesidades de celebración y duelo: celebrar la vida y los sueños conseguidos, el bienestar de nuestros seres queridos, realizar el duelo de nuestras pérdidas: pérdidas de seres queridos, la no realización de nuestros sueños, la frustración, etc.
- Necesidades de integridad: autenticidad, creatividad, sentido, autoestima.
- Necesidades de interdependencia: aceptación, apreciación, proximidad, colectividad, consideración, contribución al enriquecimiento de la vida, seguridad emocional, empatía, honestidad, la honestidad que nos da el poder de nuestros propios límites, amor, seguridad, respeto, apoyo, confianza, comprensión.
- Necesidades de juego y ocio: diversión y risa.
- Necesidades físicas: aire, comida, movimiento, ejercicio, protección, descanso, expresión sexual, asilo, contacto físico, agua.
- Necesidades espirituales: belleza, armonía, inspiración, orden, paz.

Cuarto paso: hacer una petición
Al hablar, cuanto más claramente manifestemos qué queremos, más probable será que lo consigamos. Como el mensaje que emitimos no siempre es el mismo que recibe quien nos escucha, necesitamos aprender a averiguar si lo que dijimos se entendió correctamente. Sobre todo cuando hablamos en un grupo, debemos dejar muy claro qué clase de respuesta esperamos recibir. De otro modo tal vez iniciemos conversaciones improductivas que harán perder mucho tiempo a los miembros del grupo.
Las peticiones se interpretan como exigencias siempre que las personas que las reciben creen que se las culpará o maltratará si no acceden a satisfacerlas. Para lograr que los demás confíen en que les estamos pidiendo algo, y no exigiéndoselo, debemos indicarles de alguna manera que sólo queremos que hagan lo que pedimos si realmente desean hacerlo.
El objetivo de la CNV no consiste en cambiar a la gente ni en modificar su conducta, sino en establecer relaciones basadas en la sinceridad y la empatía que permitirán en última instancia que se satisfagan las necesidades de todas las personas.
Rosenberg, M.B. (2006), Comunicación no violenta. Un lenguaje de vida, Gran Aldea
https://www.asociacioncomunicacionnoviolenta.org/